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Humor

sábado, 23 de enero de 2010

El tiempo y el espacio como variables distintivas de la dicotomía sagrado/profano en la performance de Semana Santa en Costa Rica.

En la Semana Santa, la procesión que es un hecho católico – ritual y que se celebra primariamente como parte de la conmemoración de la última parte de la vida de Jesús, puede ser vista a través de los ojos del performance dadas sus características de transformación a nivel de tiempo y de espacio como componentes que forman parte del estudio de la performance. Por otra parte la intervención de elementos míticos y simbólicos, ponen en juego el carácter sagrado de la celebración y lo convierten en un evento profano de intercambio de relaciones personales, familiares, comunitarias y sociales.


Para profundizar en este estudio hay que considerar que la Semana Santa se vive cómo un evento de carácter repetible (conducta restaurada), apodíctico y paradigmático. Esto da paso a que la celebración se eleve a la categoría de mito soteriológico por medio del símbolo en que se convierte y los múltiples signos y símbolos conceptuales que utiliza.

Para entender su carácter mítico se debe tomar en consideración que este análisis se hace a partir de que la Semana Santa es algo ocurrido de índole sagrada, pues está estrechamente relacionada con las divinidades, sucedida en el tiempo de los comienzos (in illo tempore), un tiempo que no podemos definir con certidumbre y que además se vive y se recrea por medio de la fe (dictus).

Este paso del mito a la celebración se da mediante el ritual, que a la vez es un sistema donde podemos incluir las nociones tempo - espaciales como eje de estudio de la dinámica y los cambios que pueden ser inherentes al estudio del performance.

Este ritual que se celebra cada año se puede estudiar como un gran evento performativo dado que está compuesto por múltiples performances que a su vez contienen otra serie de micro acciones performativas, y así en lo sucesivo hasta la infinidad, pues la multiplicidad de acontecimientos que toman parte de estas celebraciones son las que le aportan un grado de diversidad y combinación de componentes altamente espectaculares.

El Tiempo

La semana santa está diseñada a base de una transformación temporal entre el tiempo sagrado y el tiempo profano, en la secuencia de grandes sucesos que conforman la dramaturgia narrativa de una gran historia. En 8 días se condensan actividades que según la realidad mítica de la iglesia católica se celebran en mayor tiempo:

• Domingo: Entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Domingo de ramos.

• Lunes: Eucaristía q relata parte de los acontecimientos de la vida de Jesús (infancia y adolescencia).

• Martes: Eucaristía que relata la vida pública de Jesús.

• Miércoles: Reflexión sobre los valores cristianos y el sacrificio de Jesús. Procesión de la peregrinación del santísimo.

• Jueves: Por la mañana misa crismal, consagración de los santos oleos, se renuevan las promesas de los sacerdotes y se celebra el día del sacerdocio, misa de la santa cena donde se instituye la eucaristía.

• Viernes: celebración de la pasión, procesión del santo encuentro, crucifixión.

• Sábado: procesión con la virgen de la dolorosa, la vigilia pascual

• Domingo: Resurrección, la imagen de Jesús resucitado.


Cada uno de los días con sus rituales particulares, se encargan de narrar en tiempo real o profano, una construcción conceptualizada a un tiempo ficticio o sagrado que es de donde deviene el mito. Tal vez este juego entre lo real y lo ficticio es uno de los puntos representativos de la manifestación de la performance.

En un primer nivel, existe una historia que sucedió realmente o que es la “verdadera“ según el mito, que es adaptada a un tiempo profano para que pueda continuar siendo representada una y otra vez.

Esta representación seria un segundo nivel de temporalidad, donde se acortan los hechos para que se dé la representación en un tiempo ficticio pero sagrado, pues es ahí donde se interconecta la espiritualidad con el sentido ritual para proceder a fundamentar el trance y el vínculo emocional que sucede más adelante durante la ejecución de manifestaciones colectivas. Este es un tiempo que se vive a través de la fe y que por medio del símbolo dentro de una cultura específica se convierte en una parte fija de la estructura mental del ser humano en sociedad.

Es en sentido de la ejecución que entraría en juego un tercer nivel que es el tiempo real en que se ejecutan las manifestaciones rituales (misas, procesiones, eucaristías, bautizos y otros), donde se intercepta con las relaciones profanas que surgen a partir de la celebración y convivencia en comunidad.

El Espacio

Otro factor que centra esta observación es la adaptación de los espacios públicos para las celebraciones que normalmente se dan en espacios que no tienen la finalidad de acoger una representación. Parques, iglesias, calles y plazas son tomados para habitar estas secuencias de representaciones que también cuentan con intervalos de preparación, desarrollo y descanso como parte de una recombinación entre tiempo y espacio.

En sentido categórico, parte de la performatividad consiste en la elección del lugar según el tipo de ritual que se ejecute. El Jueves Santo, en la iglesia de Palmares de Pérez Zeledón, hubieron varias performances dentro de la misa crismal que se celebraba: la bendición de los santos óleos, el crisma, el pan, el vino y el cirio pascual (todos estos elementos símbolos muy importantes para la creencia católica), la procesión de la ofrenda, la procesión de peregrinación del santísimo, la celebración del memorial de la santa cena, el lavado de pies, y la procesión de la aprehensión de Jesús. De todas estas actividades, solamente la procesión de la aprensión de Jesús se realizó afuera de la iglesia.

Con esta última procesión se puede observar la diferenciación entre el espacio sagrado y el espacio profano y cómo ambos se intercambian para desarrollar los diferentes rituales. Los espacios tomados poseen gran influencia del mito para la creación de una narratividad y su preparación consiste en encontrar una reorganización de este espacio que se adapte a la “historia” que se cuenta.

En la procesión de la aprehensión en la iglesia de Palmares de Pérez Zeledón, se toma el espacio del jardín de la iglesia para ubicar a Jesús y a los apóstoles en un lugar abierto pero que pertenece al espacio sagrado, al templo como estructura (templum fanum) , a donde irrumpe la representación de la tropa romana junto a Judas para aprehender a Jesús.

El público se ubica afuera en el espacio profano , observando por la malla que da a la calle, luego la tropa saca a Jesús de ahí y los observadores se pueden acercar, rompiendo la barrera o límite entre el espacio sagrado y el espacio profano.

El espectador se convirtió en una pieza más de este performance porque la acción que inicia con una carga de energía mana en la iglesia que es un espacio ligado a la hierofanía como manifestación de lo sagrado, se traslada hasta un sitio público que posee una dinámica codificada por la sociedad y que en este momento se quiebra a través de una intrusión de lo sagrado en la calle, esto que le transforma en una simbolización de un ritual religioso y un ritual social.

El ritual social adquiere esta significación porque el ritual religioso modifica la vida cotidiana y por medio del mito este es convertido en un acto cotidiano propio de la semana santa, es por esto que no se cuestiona la naturaleza de la ejecución de procesiones en Semana Santa y culturalmente esto se asume como algo normal.

Por esta espacialidad que adquiere la procesión, como efecto rebote hay una reestructuración de las relaciones de los presentes a la actividad pues los vecinos, integrantes de esta comunidad, son los que asumen los roles o personajes que rememora este meta relato de la Semana Santa, entonces comienzan a existir subdivisión de grupos por participación: el grupo musical que ameniza la celebración, los niños monaguillos, los hombres que asumen el papel de apóstoles , las lectoras de los salmos, la mujer que es la maestra de ceremonias, los hombres y mujeres que desfilan con los signos sagrados para ser bendecidos, los hombres y mujeres que participan como actores en la procesión de la aprensión, quienes además asumen un rol espectacular importante, pues ensayan previamente y se aprenden los textos.

Por otra parte, los espectadores, también adquieren diferentes roles: los que toman fotografías y video a sus familiares y amigos, los que solamente observan y acompañan, los que entran en trance a partir de lo que están viendo pues esto los hace vincularse emocionalmente y los niños, que como observadores tienen un protagonismo muy importante, pues todo el orden espacial y de ubicación les da prioridad por ser de estatura más baja.

Estas divisiones de grupos de personas habitan y poseen una parte especial del espacio y reconstruyen y viven un juego temporal que se sale de las estructuras de la vida cotidiana, forman un rompecabezas que intercomunica la narratividad del mito, la actividad ritualistica, las conductas de naturaleza sagrada, la secularización de los espacios públicos, la intervención del status quo seglar en las celebraciones religiosas y una dinámica, religiosa y social que mediante la vivencia y el intercambio con otros seres humanos provocan en el individuo un efecto de tranquilidad, reconfortamiento y comunión.

El tiempo y el espacio hacen del performance de la Semana Santa una experiencia que juega con los límites, con lo que no es una cosa ni es otra, pero aquello que es un evento único y que pone en superposición lo emocional, lo afectivo y lo perceptual, logra satisfacer deseos humanos como la contemplación, el goce estético a través de la vivencia y la redención.

Los seres humanos al establecer relaciones inconcientes con el tiempo y el espacio de carácter performativo crean climas para fomentar contacto e intercambio, para modificar el cuerpo, el espíritu, y para crear la ilusión de repetición con un margen de originalidad que evita que la reproducción se convierta en copia, lo que hace que todos los acontecimiento se liguen en un flujo constante en el devenir del universo. En la búsqueda del ente por el ente, en una experiencia de alcance metafísico.