KANT

KANT
Humor

domingo, 13 de febrero de 2011

Aixó ès producte de la teva imaginació

De Yamil de La Paz García

                El idioma internacional de la abstracción suele definirse a veces como el arte de un comienzo nuevo, pero nunca se sabe cuándo es un nuevo comienzo de buenas a primeras. Suele pasar un tiempo para caer en cuenta que algo ha comenzado, e inclusive es necesario que termine para volvamos los ojos a eso.
                El arte contemporáneo es cualquier cosa, un afán de lo que sea,  desde objetos decorativos de oficinas y escritorios, hasta las acciones y dinámicas sociales más elaboradas y menos pretenciosas estéticamente hablando que surgen de la interacción de los seres humanos con los objetos, el entorno, otros seres o consigo mismos.
                La obra de Yamil De La Paz titulada, ESTO ES PRODUCTO DE SU IMAGINACIÓN (o el equivalente en cualquier otro idioma de los múltiples a los que ha sido traducido, pues ha sido ejecutada en Costa Rica y varios países de América y Europa desde el año 2008), por un lado explora las diversas transformaciones que enfrentan el espacio a partir de la relación entre este, los elementos que lo componen y la percepción que se tenga del mismo. Por otro explora con objetos específicos, dotándoles de una nueva connotación y por ende una reestructuración semántica de los mismos.
                Empleando adhesivos con la leyenda ESTO ES  PRODUCTO DE SU IMAGINACIÓN, De La Paz,   se propone definir un concepto de realidad para el receptor creada por los códigos visuales y un concepto de lenguaje que se recibe y se transforma con esta propuesta. 
Esta definición se da en primer lugar, contraponiendo la palabra al espacio intervenido (en el caso de paredes externas urbanas, grafitis, obras arquitectónicas y otros espacios propios del espacio urbano exterior)  y en segundo lugar, a la utilización de esta leyenda como objeto que interviene un campo visual determinado que comúnmente ha sido dotado de de una función espacial, urbana o funcional predeterminada por patrones de utilización cultural (en el caso de basureros, ventanas, puertas y otros). 
                La realidad en este sentido conquista al receptor mediante dos códigos de creación de significado que se vuelven ambivalentes desde el punto de vista de cómo son recibidos. Es decir, la intervención al espacio no solo tiene que ver con la forma, sino que también con el contenido, lo que convierte a esta obra en un performance difícil de describir en términos de certeza sobre su duración, su durabilidad, su transformación con el paso del tiempo, entre otros valores o criterios analizables.
                Puesto que la permanencia del adhesivo es indeterminada, la cantidad y variedad de reacciones y de recepciones tampoco se pueden pre suponer y por tanto, estas perduran en un sitio determinado, durante un espacio de tiempo indeterminado, lo que a manera de efecto colateral  permite una constante re creación de la acción nuclear en cada uno de los receptores del estímulo propuesto por el artista.
                Aquí se construye evidentemente un puente entre la creatividad del artista que se aleja al máximo de su papel de creador artístico y la creatividad del público, acercando el hecho artístico a la pura cotidianidad y acercándole a la impresión que se genera de un hecho casual.
                Por lo tanto,  se parte del hecho de que el arte de acción, pese a lo efímero se convierte en un desplazamiento de diferentes ámbitos relacionados con la cultura, la política y la sociedad de manera ampliamente indirecta, pero no por esto de menor impacto o menor significación.

EL MOMENTO DE LA PERFORMANCE:




                Una acción performativa se puede componer de diferentes núcleos de acción y momentos de acción que determinan el curso de la performance en sí misma.
                Una primera parte a analizar está relacionada con el momento en que el artista ejecuta la acción. Ahí es donde el artista se enfrenta al efecto transgresor de intervenir un espacio que no le es permitido porque socialmente tiene ciertos usos establecidos.
                Ahí, el artista pone su cuerpo en riesgo al ejecutar la colocación del adhesivo en un tiempo determinado, teniendo la precaución de no ser sorprendido y por ende evitar que la acción no sea efectuada en definitiva por la censura que implica la intervención de ciertos espacios públicos ( en el caso de la ciudad de Barcelona, Muros de la vía pública, la casa monumento de Gaudí LA PEDRERA, el metro de Barcelona, entre otros).
                Por otro lado, lo que sucede posteriormente a que el artista coloca el adhesivo con la gente que lo encuentra, lo observa y lo identifica como un “algo” que no pertenece a ese sitio, o que normalmente no debería estar ahí.
                Esta segunda parte es quizá la que más se limita por cuando a documentación, debido que requiere una observación definida de cada uno de los adhesivos y el seguimiento sobre qué es lo que sucede con cada uno de ellos posteriormente a su colocación.
                Lo que si se pude determinar  es que ambos momentos son necesarios para completar el esquema de funcionamiento de la acción como un hecho donde la acción es la obra de arte esencial, sucedida en espacios reales, en tiempo real y que definitivamente incorpora de cierta manera al espectador de manera improvisada (pero planificada), provocativa, imprevisible, pero sobre todo única e irrepetible en sí misma.

                                                                              Paola González, Barcelona, 1 de noviembre de 2010